La mujer cojedeña, compañera e inspiración para quien ame estas tierras
Hoy es el Cumpleaños de Cojedes. El Día de la
Cruz de Mayo (3 de mayo) de 1855, durante la presidencia de José Tadeo Monagas,
se crea la provincia de Cojedes, por decreto que le separa de la provincia de
Carabobo, estatus que tenía desde la separación de la Gran Colombia en 1830, el
territorio del actual estado Cojedes formaba parte de Carabobo. Estaba
integrada por los cantones de Tinaco, El Pao y San Carlos, como capital. El
primer gobernador fue el prócer regional, coronel Pedro Manuel Figueredo.
En 1864, deja de ser provincia y pasa a ser
estado, para acatar lo establecido en la Constitución que establece los “veinte
Estados” que constituían nuestra patria. Luego esa estructura se modifica, y se
restringe a solo nueve entidades. Cojedes pasa a integrar el Estado Sur de
Occidente, conformado, también por Portuguesa y Zamora. Los llamados “Distritos
de Cojedes, fueron: San Carlos, Girardot, El Tinaco, Ricaurte, Falcón y El Pao.
Siendo gobernador de Cojedes, el general José
Rafael Luque, se oficializan, el 1 de enero de 1910, el Himno (Letra del Mauricio Pérez Lazo y
música de Miguel Ángel Granados), poema cuyo título es “En las pampas que surca
el Cojedes, y el Escudo de Armas de
Cojedes, el cual estuvo vigente hasta 1997, cuando se incorporan los municipios
Lima Blanco y Rómulo Gallegos, sumados así a los siete ya contemplados en esta
pieza máxima de la heráldica regional.
Desde 1909, somos una entidad independiente,
soberana y orgullosa de nuestro rol histórico como llaneros venezolanos y
americanos que aman la Libertad.
Historia inicial
El poeta Miguel Pérez cita: “Del testimonio
de Federman acerca de su incursión a la franja del territorio que hoy pertenece
al estado Cojedes (no abarca su totalidad), sabemos de “una aldea sita a milla
y media del río. Todas sus casas de pesquería están en la orilla del agua y
allí hacen sus mercados, porque la nación de los Caquetíos, que habitan en
ambas orillas del río, les compra su pescado a cambio de frutas y otros
alimentos; pues la nación de los Guaycaríes (“gentes negras como el carbón”) es
solo pescadora y señora del agua. Ambas naciones viven pacíficamente entre sí
porque una necesita de la otra, pero cada una ocupa lugares distintos”. Ese río
según Federman era el “llamado Coaherí”. Él habla de “un valle entre dos
montañas a lo largo del gran río llamado Coaherí”. González Segovia sostiene
que es la primera noticia escrita por un europeo sobre el río Cojedes, como se
llama hoy en día. El año de la incursión del alemán es el 1530”.
Según Miguel Acosta Saignes: “Cohaherí”,
traduce pueblo de la cerámica. También acotamos que estos no eran los únicos
pueblos de Cojedes, ni tampoco tenía ese solo río. De hecho había y hay muchos
otros cauces navegables en tiempos de
lluvia, por los que circulaban tanto diferentes pueblos sedentarios como naciones nómadas
y seminómadas.
Entre los sedentarios, Argenis Agüero,
citado, también por Miguel Pérez, señala entre los pueblos originarios de
Cojedes (recolectores y pescadores de la zona llanera) a los Guamos,
Taparitas, Otomacos, Cherrechenes y Chirocas. En el de los agricultores y
cazadores a los Jiarajaras, y Caquetíos. Entre ambos a los Achaguas, una nación
de modo de vida mixto” (eran cazadores, agricultores, recolectores y
pescadores).
El poeta Héctor Pedreáñez Trejo, habla de la
configuración mestiza de los cojedeños que prevaleció en la colonia y hasta
poco después de la Independencia: “En el territorio de Cojedes se formaron tres
núcleos humanos: el montañés que se mantuvo casi sin mezcla racial,
provenientes de las oleadas hispánicas que penetraron, en la vía de Nirgua, por
Tucuragua; y por el abra de occidente en la vía de Coro, hacia los Llanos, por
Araure, diseminándose por toda la zona montañosa del norte cojedeño, en donde
han conservado usos y costumbres peninsulares,
casi sin muchos contactos con los pobladores de la llanura, hasta que la
secuela de la Independencia y de las guerras civiles (los prófugos realistas y
los desertores de ambos ejércitos, allí requirieron refugio y seguro impenetrable)
lograron alterar la paz de aquellos pobladores. El otro tipo es el llanero,
mezcla de español y negro, que forma el tipo de la cívico urbano que habita las
villas ubicadas en el pie de monte del sistema costanero; y el otro, el llanero
de los hatos, producto de la mezcla del español con el indio, tipo rural
malicioso y generalmente indolente, cuando no de una sensibilidad poética
rústica, que se suma como ingrediente,
intelectual a sus astucia para afrontar, las diversas situaciones de su vida propensa a los cambios ambientales”.
Igualmente, el poeta Pedreáñez Trejo, cita a los
prestigiosos investigadores Francisco Depons y Agustín Codazzi, cuando calcularon
que en “1812, la producción pecuaria tenía 4.800.000 de cabezas de ganado, 430.000 caballos y 270.000 mulas”, cantidad que parece casi increíble hoy día.
Otro poeta, Juan Ignacio Herrera Requena, nos
indica que La mayoría de las poblaciones
del estado Cojedes han sido "fundadas por sacerdotes misioneros capuchinos,
entre ellas El Pao (1661), San Carlos de
Austria (1678), la Misión del Tinaco (1679), San Diego de Cojedes (1700), la
Divina Pastora del Jobal (Lagunitas, 1751).
Se hace notar que muchos de los historiadores
de Cojedes y sus ciudades, son cultores de la poesía y literatos reconocidos, junto a los citados, Miguel Pérez, Héctor
Pedreáñez Trejo y Juan Ignacio Herrera Requena, encontramos a: Estefana González, José Carrillo Moreno, Juvenal
Hernández, Octavio Páez Solórzano, Ramón Villegas Izquiel, José Antonio Borjas
Nieves, Félix Monsalve, José Ramón López, Pedro R. Manzanero, Samuel Omar Sánchez y Faber
Páez, quien profetizó que la historia de los pueblos la forjan sus poetas, sus
escritores y sus cantores.
Para celebrar esta fecha le invitamos
a leer
SAN ANTONIO DE BERRÍO: EL PRIMER
PUEBLO FUNDADO EN COJEDES (Argenis Agüero)
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