El antiguo romancero del Conde Lirio tiende profundas raíces en Venezuela, con destacados cultivos en la poesía popular llanera. Imagen en el archivo de Fotollanos
Antecedentes
(fragmentos). El tema de los
amores contrariados y su desenlace trágico, eterno asunto literario y en
particular presente en el teatro de todos los tiempos, encuentra viva
representación, derivando hacia la mágica transformación eternizadora, en el
Romance del Conde Lirio (también: Conde Olinos, Conde Niño, Conde Olivos; y con
menos frecuencia: Lino, Aliman, Nuño, Vizcondito, Fernandino, Condolillo,
Condolirio). Amor más poderoso que la muerte podría ser la esencia de este romance, y es el título con que lo
incluye Menéndez Pidal (1948) y precisa al respecto: “En un cancionero de
finales del siglo XV se halla ya una versión de este romance, por desgracia muy
estropeada. La que damos aquí tiene muy en cuenta las versiones modernas, que
son numerosísimas lo mismo en toda la península que en América, Marruecos y
Oriente. La versión del siglo XV, como una gran mayoría de las modernas, está
contaminada con las del Infante Arnaldos. El tema esencial del romance es el de
las maravillosas transformaciones de dos amantes perseguidos; tema que se halla
lo mismo en las literaturas orientales que europeas. Recuérdese la leyenda de
Tristan” (Pp. 130-131). Las versiones venezolanas, por cierto, parecen
ajustadas bastante a este arquetipo publicado por Menéndez Pidal.
William J. Entwistle (1951) intenta
establecer los posibles orígenes de este romance: “El romance de El conde
Olinos es de los más enrevesados, tanto en el conjunto de sus versiones como en
cada una de ellas. Son extraordinariamente distintas, y cuando ofrecen parece
que viene de diferentes ciclos novelescos” (p. 237). Para Entwistle no se trata
de un asunto castellano; y esto ya como resultado del estudio de la métrica y
de las melodías. Así en cuanto al mismo nombre del protagonista, Olinos o
Aliman entre los judíos. (p. 239). Pero encuentra sobre todo grandes
coincidencias en el desarrollo temático y de motivos con los romances
fronterizos del Asia Menor. En especial en los llamados tragoudia akritika,
donde el clima mágico rodea toda la acción. Concluye Entwistle su estudio
afirmando: “Las vías de penetración de Bizancio hacia el Norte son bastante
conocidas. Sobre todo después de 1204 no habría dificultad para que un
pensamiento griego llegase a Rusia, a Escandinavia, a Francia o a España. El
romance internacional contiene más de un tema común en distintas regiones del
Norte o del Oeste de Europa, pero con detalles tan disconformes que apenas
podemos suponer un movimiento del Norte al Oeste o del Oeste al Norte”. (p.
248)
Menéndez Pelayo (1945) publica una
interesante versión asturiana del romance, muy
completa, que es la utilizada por Entwiatle como modelo, en la cual
aparecen episodios que no se registran, al parecer, en ninguna otra conocida:
se precisa que el Conde Olinos llega a tierra
de moros, ante un castillo en donde vive una reina mora y su hija, la
reina manda a su ejército, cien mil moros, a matar al conde; este acaba con
todos excepto uno; aparece la princesa convertida en blanca paloma que lo
libera. Estos episodios no se han
conservado en el romance, que se ha reducido a cuatro pasajes fundamentales,
tanto en las versiones españolas más complejas como en las venezolanas: 1-El
conde va a dar agua a su caballo a las orillas de mar, en el día de San Juan.
2-El canto órfico, encanta a la madre y a la hija. La madre cree que es el
hechizo de las sirenas. 3-La hija descubre al amante, y es muerta junto con el
por la madre. 4-Se efectúa la serie de transformaciones mágicas, primero
convirtiéndose en árboles, después en fuentes y rio; o en garza y gavilán o en
paloma y gavilán.
Menéndez Pidal (1943), incluye bajo el título
agrupativo de Amor fiel, el romance del Conde Olinos con el nombre de Amantes
perseguidos, en donde el protagonista es el Conde Niño. Los comentaristas
coinciden en afirmar la contaminación de este romance con el del Infante
Arnaldos, sobre todo en la parte que dice: “Los peces que andan al hondo, /
arriba los hacen andar; /las veces que van volando, / al mástil vienen posar”.
Aun cuando ya no se debería decir que hay
contaminación sino asimilación o incorporación definitiva, pues los versos
similares que aparecen en el Conde Olinos encajan perfectamente en su
estructura. Es natural que se haya
producido este contacto, pues en ambos romances los protagonistas aparecen
en el día de San Juan; y ambos encantan con su canción. No es de extrañar,
pues, que el canto del Conde Olinos también produzca su mágico efecto los peces
y las aves.
En Venezuela, el romance del Conde Olinos es muy abundante, y por lo general se mantiene en forma fiel y completa en toda su parte esencial. Hemos elegido para este estudio ejemplos muy integrales y significativos, tanto de entre los publicados como de los inéditos, agrupados de acuerdo a las zonas geográficas donde fueron recogidos.
La versión I, publicada por José de Onís
(1964), solo ofrece como referencia que fue recogida a Julián González, sin
precisar más datos, y con el título de Corrido de los pajarillos. Comparando
esta versión con la publicada por Juan Liscano en Poesía popular venezolana (1945), llegamos a
conclusiones que nos parecen valederas. En primer lugar ambas se titulan de manera
semejante, pues Liscano la recoge con el nombre de Corrido del pajarillo.
Segundo, en las dos se presenta una sugerente introducción que no aparece en
otras variantes venezolanas, y que esta fuera del contexto natural del romance.
La publicada por José de Onís, de trece versos, dice:
Bajando los pajarillos
juntos en una mañana
a esperar que el orizo (unicornio)
meta su cuerno en el agua
y de nada se señala
que el verene no se fue.
Aquel que nada en la albera
es un animal tan bueno,
me le ha dado la virtud
Dios en la punta de un cuerno,
que por él emitió candela
empezole que el artista
con él recordó la vela.
Extraños versos que no tiene sentido claro,
aun cuando José de Onís en su trabajo pretende que “la idea central de este
trozo es todavía evidente y encaja perfectamente en el resto de la historia”
(p. 222). Cree José de Onís que el romance del Conde Olinos fue divulgado en
Venezuela por el clero y que la presencia del unicornio con su cuerno mágico se
debe a la contaminación con la vida de los santos, en especial con la leyenda
de San Huberto y la de San Eustachio. Parece algo apresurada esta conclusión
tan definitiva, sobre todo a partir del conocimiento de estas dos únicas
versiones venezolanas en que aparece tal
introducción; pues más lógico sería suponer una contaminación con otro
romance o historia, y que parece darse sobre todo en una región venezolana.
Decimos esto último a partir del análisis de la variante publicada por Liscano,
en la cual los primeros diez versos son semejantes:
Bajan todos los pajarillos
Juntos en una mañana,
a esperar que el unicornio
meta su cuerno en el agua.
Apenas la cruz señala
que ya el veneno se fue,
dicen todos a una vez:
¡Jesús que animal tan bueno,
me le ha dado la virtud
Dios en la punta de un cuerno!
Juan Liscano señala la procedencia de esta
variante alrededor de Caracas, concretamente Cerro de Las Flores. José de Onís
no indica procedencia alguna, aunque en una comparación entre las dos variantes
podemos afirmar que deben de ser de la misma zona. Además de la coincidencia en
la introducción señalada, el protagonista es en una el conde Olivoa (J. de
Onís) y en la otra el conde Olivo (Liscano); en ambas el conde baja a dar agua
a su cabello “a las orillas del mar”; mientras oyen el canto la madre y la hija
“que vivían junto al mar”. La respuesta de la hija a la madre que ya J. de Onís
señala como extraña en la variante que analiza, lo es también en el conjunto de
las venezolanas, pero se da exactamente en la de Liscano: “con cariño y con
piedad”. También los versos finales son semejantes, como evidencias comparar
los siguientes con la versión de J. de Onís que reproducimos completa: “Si
matan al conde Olivo/ yo viva no he quedar / a él lo entierran en la iglesia,/
A mi debajo del altar; / de mi saldrá una paloma,/de él un fuerte gavilán”.
De otra parte, cabe destacar, por su evidente
significación –sobre todo en consideración de las condiciones propias de la
trasmisión tradicional oral-, el hecho de que la aludía y poética
“introducción” de las versiones de Liscano y de J. de Onís no se somete a la
rima propia del romance y hace pensar en otro tipo de composición, quizás
también de origen tradicional, como supone este último autor. En todo caso, no
desentona ante el aire mágico y sugerente del romance:
Bajando los pajarillos
junto en una mañana
a esperar que el orizoño (unicornio)
meta su cuerno en el agua
y de nada se señala
que el yerene no se fue.
Aquel que nada en la alberca
es un animal tan bueno,
me le ha dado la virtud
Dios en la punta de un cuerno,
que por él emitió candela
empezóle que el artista
con él recordó la vela
Ha bajado el Conde Olivos,
la mañana de San Juan,
a darle agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras su caballo bebe
se pone el Conde a cantar
Esparcido por el aire
tan pronto era de escuchar
una madre y una hija
que vivían junto del mar.
Le dice la madre a la hija
con cariño y con piedad:
Esas no son sirenas, madre,
ni su modo decantar,
ese es el Conde Olivos,
que a mí me viene a buscar.
Y le contestó la madre
que se supo molestar:
Si viniera el Conde Olivos
lo mandaremos matar.
Y le contestó la niña
con cariño y con piedad:
Si matan al Conde Olivos
yo viva no he de quedar:
que lo entierren en la iglesia,
a mi debajo del altar,
en mi pecho una paloma,
en su pecho un gavilán.
Las versiones II y III, que insertamos a
continuación, proceden del estado Falcón. En ambas se advierten puntos
coincidentes, en especial un aspecto que no hemos hallado en ninguna de las
variantes recogidas en Venezuela. Y es que aquí el Conde Lirio no se encuentra
a las orillas de mar, sino del Jordán; mostrando el protagonista el mismo
nombre que también se da en otras versiones venezolanas. Al final, los amantes
se transforman en gavilán y en paloma.
La versión II fue suministrada por Isaac J.
Pardo, como parte de los materiales complementarios a su importante trabajo ya
citado; y hasta donde sabemos es inédita. Tiene 23 versos, lo que hace en
apariencia que al comenzar se pierda el asonante a, pero es evidente la falta
del segundo verso: “una mañana de San Juan”;
con el cual el romance se muestra completo. Al respecto, es el interés
observar que conocemos tres versiones provenientes de Pueblo Nuevo, estado
Falcón y en todas falta el verso señalado.
El ejemplo III también inédito cuenta con 27
versos: es decir con uno sobrante, el quinto, que dice: “y tomando asiento
dijo”. Eliminando este, se mantiene el asonante. En este caso, la madre es “la
reina” y la transformación final también es un gavilán y en una paloma. De otra
parte, es evidente en estos casos la ausencia de la incorporación del
característico fragmento del Infante Arnaldos.
II
Se alevantó el Conde Lirio
[una mañana de San Juan]
a darle agua a un caballo
a las orillas del Jordán
-Alevanta, niña escucha
las sirenas en el mar.
-Esas no son las sirenas
mucho menos su cantar
ese será el Conde Lirio
que a mí me vendrá a buscar
-Si ese fuera el Conde Lirio
lo mandaría a matar.
-De matar al Conde Lirio
yo viva no he de quedar
juntos los mando a matar,
juntos los mando a enterrar,
uno en el altar mayor
otro en el altar mayor
otro en el verde olivar.
Nació una bella paloma,
Nació un bello gavilán;
alzó el vuelo la paloma,
alzó el vuelo el gavilán,
y se fueron a encontrar
a la orden del Jordán (Informante José
Primera. Colector Padre J. Gastaminza, Pueblo Nuevo, estado Falcón)
III
Se alevantó Conde Lirio
una mañana de San Juan
a dale agua a su caballo
a la orilla del Jordán
Y tomando asiento dijo:
-“Mientras mi caballo beba
Aquí me siento a cantar”
-Vení, mi niña a escuchar
las sirenas del Jordán…
-esas no son las sirenas
ni tampoco su cantar;
ese será el Conde Lirio
que me ha venido a buscar.
-Pues si ese es el Conde Lirio.
voy a mandarlo a matar.
-Si matan al
Conde Lirio.
yo viva no he de quedar
Juntos nos hará el entierro,
juntos nos ha de enterrar:
uno en pie de la iglesia,
el otro al pie del altar.
Nació la bella paloma
Y nació el cruel gavilán;
y así se acaba el romance
del Conde Lirio del Mar (Colector: Luis
Arturo Domínguez, estado Falcón)
De los Llanos son los ejemplos IV, V, VI, y esta coincidencia de origen les concede afinidades y aspectos comunes que destacaremos como una reafirmación de interesantes rasgos típicos regionales. La versión IV, publicada por Francisco Monroy Pittaluga, procede de Cazorla, estado Guárico. Mantiene el asonante a, y presenta la generalizada contaminación con el romance del Infante Arnaldos. Aspectos curiosos y que no hemos encontrado en ninguna otra variante, es la alusión a la tercerola, antigua arma de fuego usada por la caballería, un tercio más corto que la carabina. Asimismo la presencia de una moraleja poco común al final del contexto romance: “el que no sabe de amor / no se pone a aconsejar”
La variante V, publicada por Gustavo Luis
Carrera, mantiene el asonante a, el Conde Lirio, pasa a ser el Condolillo.
También aparece la contaminación con el Infante Arnaldos. Cabe destacar como
señalamiento poco frecuente el relativo de los árboles que crecen hasta
abrazarse: y como elemento excepcional el tocante al padre que sube hasta la
torre a hacer repicar las campanas.
La versión VI, publicada por primera vez por
Pedro Montesinos y reproducida por Isaac J. Pardo, la incluimos aquí entre los
conjuntos de las de los Llanos, a pesar de ser recogida en el estado Lara, ya
que el mismo Montesinos dice que fue tomada “de boca de una niña de ocho años”,
“de una joven del pueblo oriunda de los Llanos”. También en este ejemplo se
mantienen el asonante en a, y no aparece
el fragmento perteneciente al Infante Arnaldos; aquí no son aves y peces los
encantos por el cantar del Conde Lirio, sino los pasajeros. Por los demás, es
una versión coincidente en lo básico con las otras provenientes de los Llanos
IV
Ha bajado el Conde Lirio
a las orillas del mar,
a darle agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe
se pone un rato a cantar:
las aves que iban volando
se pararon a escuchar
salen los peces bromando
del corazón de la mar.
Dice la reina a su hija
que allí entre sueños esta:
-Levántate, blanca niña.
vente conmigo a escuchar
tan bonito como canta
la sirena en el mar.
aquella no es la sirena
que está cantando en el mar.
-Aquel es el Conde Lirio
que ya se me viene a buscar.
porque yo le di palabra
que con el yo me iba a casar
-Si aquel es el Conde Lirio
mandarlo voy a matar:
¡Cojamos la tercerola.
vamos al conde a cazar!
-Si matas el Conde Lirio,
viva no habré de quedar
a él lo entierran en la iglesia
a mí debajo del altar;
de mi salga una paloma,
de él un triste gavilán;
por los campos solitarios
nos abrimos a volar;
el que no sabe de amor
no se pone a aconsejar. (Francisco Monroy
Pittaluga. Cazorla, estado Guárico)
V
Se levanta el Condolillo
la mañana de San Juan,
a darle agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mantes el caballo bebe
se sentó así a cantar.
Los pájaros se iban volando
se paraban a escuchar
Los pejes salían del fondo
a las orillas a mirar;
de aquellas lindas voces
del Condillo del mar.
Le dice una madre a su hija:
-Escuchar y levantar,
escucha a las sirenas
Que están cantando en el mar.
-!Madre le pido por dios
que usted me deje casar!
esas no son sirenas
ni su modo de cantar
-!Si el Condolillo viene,
Yo lo mandare a matar!
“Si al Condolillo lo matan,
viva no he de quedan!
La vieja, como agraviada,
siempre lo manda a matar.
Uno lo siembra en la puerta:
otro en el pie del altar.
fueron creciendo uno y otro
hasta alcanzarse a abrazar
El uno se volvió paloma.
el otro gavilán
Y salieron de la iglesia
y se fueron a volar
Monto el padre a la torre
Y se puso a redoblar
…………………………..
y se puso a repicar
Y aquí se acaban los versos
Del Condolillo del mar (Informante: Pedro Juan Bravo. Colectores: I.
Aretz y L.F. Ramón y Rivera. El Baúl, estado Cojedes)
VI
Se levanta el Conde Lirio
la mañana de San Juan
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar,
-
Mientras mi caballo bebe,
yo me sentaré a cantar
Pasaban los pajareros
se paraban a escuchar
tan bonito que cantaban
las sirenas del mar.
Se levantan la reina y dice:
-
Levántate hija mía,
para que oigas la sirena
que está cantando en el mar
- Esas
no es la sirena:
por el modo de cantar
ese es el Conde Lirio
que ya me viene a buscar
- Si
te viniera a buscar
yo le mandare matar
- Yo
me haré una paloma
y él un cirio del altar (Estado Lara)
Así tenemos que en las versiones llaneras del
romance las características agrupantes son: a) El protagonista tiene el nombre
de Conde Lirio (variantes IV Y VI) y su deformación en Condolillo (variante);
b) Se mantiene el asonante en a; c) La acción se sitúa la mañana de San Juan y
a orillas del mar: d) Presencia del fragmento del romance del Infante Arnaldos
(versiones IV y V); e) La transformación final de los amantes es en paloma y gavilán
(versión IV y V) y en paloma y cirio del altar (versión VI).
De la región de los Andes venezolanos procede
la versión VII de Rafael Olivares Figueroa. Es un ejemplo incompleto, ya que
faltan los versos finales. Comparando esta versión con otras de la misma zona
geográfica, encontramos características
semejantes. Así, el personaje pasa a ser Condolirio en otras Cordelillo. La
acción se desarrolla la mañana de San Juan,
a orillas del mar. El asonante en a, que se manifiesta en la versión
VII, también se conserva en general en las andinas. No se presenta la
contaminación con el fragmento del romance del Infante Arnaldos, ni en esta ni
en otras versiones de los Andes. La transformación final es en paloma y en
gavilán, al parecer característica común de los exponentes recogidos en
Venezuela
VII
Se levantó el Condolirio
una mañana ´ e San Juan
a dar agua a su caballo
en las orillas del mar.
Esto dijo el Condolirio
cuando se fue a desmontar
-
Mientas el caballo bebe
aquí me siento a cantar.
Las aves iban pol ´aire
se pararon a escuchar
La reina dice a su hija:
-
Levántate a oír cantar
-
Aquellas no es la sirena
en el modo de cantar:
aquel es el Condolirio
que a mí me viene a llevar
- Si
el Condolirio lo matan
yo viva no he de quedar. (Informante:
Emiliano Torres. Colector: Rafael Olivares Figueroa. Valera, estado Trujillo)
Bibliografía citada:
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General de Victoriano Suárez.
Cadilla de Martínez, M. (1933). La poesía
popular en Puerto Rico. Madrid: Universidad de Madrid.
Carrera, G. L. (1959). “Folclore Literario”. En Panorama del
folclore venezolano. Caracas: Universidad Central de Venezuela.
Entwistle, William J. (julio-diciembre, 1951). El Conde Olinos.
Revista de Filología Española. Tomo XXXV.
Liscano, J. (1945). Poesía popular
venezolana. Caracas: Ministerio de Educación.
Menéndez
Pelayo, M. (1945). Antología de Poetas Líricos Castellanos. Tomo IX.
Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Menéndez Pidal, R. (1943). Los romances de América y otros estudios.
Buenos Aires: Espasa-Calpe
--- (1948). Flor nueva de romances viejos.
Buenos Aires: Espasa.Calpe.
--- (1953). Romancero Hispánico. Madrid:
Espasa-Calpe.
Monroy Pittaluga, F. (1952). Cuentos y
romances tradicionales en Cazorla (Llanos del Guárico). Caracas: Archivos
Venezolanos del Folclore. Universidad
Central de Venezuela.
Moya, I. (1941). Romancero. Buenos Aires:
Universidad de Buenos Aires.
Olivares Figueroa, R. (1948). Folklore
venezolano. Tomo. I. Caracas: Ministerio de Educación.
Onís, J. de (1964). El celo de los duendes;
una variante americana del Romance del Conde Olinos. México: Cuadernos
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Pardo, I. J. (1955). Viejos romances
españoles en la tradición popular venezolana. Caracas: Archivos Venezolanos del
Folclore. Universidad Central de
Venezuela.
Ramón y Rivera, L. F., Aretz, I. (1961).
Folclor tachirense. Tomo II. Caracas: Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses.
Notas al margen: “Para Menéndez Pidal, este
romance proviene de una canción francesa documentada desde el siglo XV y es el
primer romance de la tradición oral moderna. Ha sido traducida por diferentes
autores en América incluyendo parte de los Estados Unidos. En Hispanoamérica se
destacan características especiales como es el arcaísmo de las versiones
americanas. En Venezuela se mantiene la esencia de dicho romance.
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