José Antonio Páez – alzado contra el gobierno
de José Tadeo Monagas- invadió por
Coro el 2 de julio de 1849 y avanzó por
tierras yaracuyanas hasta llegar a predios cojedeños; estando allí fueron
perseguidos por las tropas del gobierno al mando de los comandantes Julián
Castro, Nicolás Silva y Ezequiel Zamora, produciéndose un enfrentamiento bélico
en el sitio de “Casupo”, al norte de Tinaquillo. Después de ser derrotado en
ese combate, Páez se movió al caserío de Vallecito y luego se desplazó hacia
Macapo, donde el 15 de agosto firmó su rendición ante el General José Laurencio
Silva en el sitio denominado “Macapo Abajo”, el cual después sería conocido con
el nombre de “Campo Monagas”. Veamos los hechos ocurridos en los días previos a
esa capitulación.
El 13 de agosto de 1849 tuvo lugar en el
sitio o caserío “Casupo”, cerca de Tinaquillo, un hecho de armas que ha sido
reseñado documentalmente como la “batalla de Casupo”, un enfrentamiento entre
las fuerzas insurrectas del General Páez y las fuerzas defensoras del gobierno
del General José Tadeo Monagas, que en este caso estaban bajo la suprema
comandancia del General tinaquero José Laurencio Silva.
Es interesante analizar la participación en
esta batalla del entonces Comandante Ezequiel Zamora, quien tuvo un activo
papel protagónico al servicio de la denominada oligarquía liberal, la misma
contra la que él se había levantado en armas tres años antes, donde precisamente uno de sus férreos perseguidores
había sido Julián Castro, quien participó en la campaña contra la denominada
insurrección campesina dirigida por Francisco J. Rangel y Ezequiel Zamora
(1846- 1847), derrotando a Zamora en el sitio de “Los Leones”, cerca de Guigue,
estado Carabobo, sin embargo ahora, en este caso, aparece como su principal
aliado en la defensa de la oligarquía “monaguista” anteriormente combatida por
Zamora.
En
aquel momento luego de ser apresado por el gobierno de Monagas a Zamora le fue
perdonada la vida y entonces saltó de posiciones y se sumó a las tropas del
gobierno, participando desde ese momento en defensa de sus intereses.
En el Boletín N° 100, (publicado en la Gaceta
de Venezuela N° 962, 19 de agosto de 1849) Ezequiel Zamora (en su condición de
segundo jefe de la División Auxiliar de Carabobo, en las fuerzas
gubernamentales) el 13 de agosto, desde el sitio de “Carache” le envió un
oficio al Gobernador de Carabobo (el sancarleño Joaquín Herrera), en el cual le
dijo:
“Ayer como a las cuatro de la tarde
pernoctamos yo y el primer jefe de la División en el sitio de Laguna Alta, con
disposición de haber batido al enemigo que debíamos encontrar allí.
Efectivamente nuestros espías nos anunciaban que bajarían al mencionado punto,
pero los facciosos resolvieron quedarse en el sitio de Casupo, y a las seis de
la mañana del día de hoy le exigí al primer jefe de la División me los dejase
batir, lo que al punto conseguí. Emprendí la marcha a esas horas con la brava
columna de Carabobo, al llegar a las alturas de Casupo me encontré con las
fuerzas facciosas que ya se movían por el mismo camino que yo traía. Al divisar
mis avanzadas retrocedió al mencionado sitio de Casupo y tomó camino de
Carache. Entonces dispuse el plan como debía batirle, y después que él encumbró
el alto nombrado de Casupo, le encimé las fuerzas de mi mando, y volviendo
ellos cara trabamos un combate que por lo menos duró tres horas largas. La
columna la dispuse en formación de guerrilla, y los oficiales que las mandaban
se disputaban unos a otros la vanguardia. El pabellón tricolor flameaba entre
la espesura de las columnas de humo que el fuego de la fusilería de parte y
parte formaba. Las cajas y cornetas reanimaban el combate, y los soldados
aseguraban un triunfo esplendido como el que consiguió. Serían las nueve de la
mañana cuando se rompieron los fuegos, y como a las doce del día ya nuestras
tropas victoriosas en el campo probaban otra vez más con víctores (sic) al
Presidente de la República y a la libertad, que son incapaces de sufrir la
oligarquía y a su tirano caudillo, el cobarde y traidor Páez.
Los señores Comandantes Joaquín Sandoval y
León Malpica guardaron sus puestos en esta nueva lid con toda la frescura de un
militar de honor. Después de la acción violentamente mandé a explorar el campo
y tuvimos la fatalidad de haber perdido al muy liberal y patriota Teniente de
la Compañía de Flanqueadores Patricio Torres y cuatro soldados. También tuvimos
de nuestros valientes soldados el número de quince heridos, y de la parte
facciosa solo se contaban en el campo treinta y tres muertos y dos prisioneros,
uno holandés y otro de la provincia de Coro. Muchos son los heridos que según
informes ellos llevan, entre otros el traidor José Celis, pirata en otro
tiempo.
Cuando me preparaba para seguir la derrota,
después de haber andado acto continuo como medio cuarto de legua, fui alcanzado
por el Comandante Castro y su columna que según me dijo les venía picando la
retaguardia. La caballería inspeccionaba el combate en el llano de Laguna Alta
con el primer Comandante Nicolás Silva, sin poder tomar parte a más del miedo
que les hacía con solo su presencia a los insurrectos. Los ayudantes Paulino
Toledo, Gregorio González y Félix María Moreno, llevaban mis órdenes, con toda
intrepidez en lo más vivo del combate, como también el señor habilitado Martin
Franco.
Los facciosos mandados por el Nerón Páez, y
como en número de trescientos entre corianos y holandeses, fuera de jefes y
oficiales, fueron batidos solamente por la columna de Carabobo compuesta de
cuatrocientos infantes, porque tomó como cincuenta más estos eran del momento
agregados del Tinaquillo, que sin armas pidieron voluntariamente los agregaran
para tomar el armamento en el campo de batalla, lo que efectivamente sucedió,
pues le tomamos al enemigo cuarenta y cinco fusiles, muchas bayonetas, y
bastante pertrecho.
Los facciosos en su fuga se dirigieron hacia
Vallecito, camino que sale al Tinaco, y sigue picándole la retaguardia el
Comandante Castro con su columna, y el General Silva con su potente División de
Caballería e Infantería salió con dirección al Tinaco con la idea de cortarlos,
y yo marcho por la misma vía según se me ha ordenado.
Adjunto a esta comunicación incluyo a US el
cuadro de los jefes y oficiales que tan dignamente han defendido el día de hoy
a nuestro gobierno y a nuestras instituciones patrias, dejando en parte
castigado el ultraje hecho a la nación venezolana.
Soy de US atento y seguro servidor
Exequiel Zamora”
“Cuadro de los señores jefes y demás
oficiales de la columna Carabobo al mando de los señores Comandantes Nicolás
Silva y Exequiel Zamora
PRIMER COMANDANTE: Joaquín Sandoval
SEGUNDO COMANDANTE: León Malpica
CAPITANES: Socorro Laya
Manuel Corao
N. Rondón
Francisco Alcántara
Jacinto Álvarez
Manuel Felipe Barrio
TENIENTES: Gregorio González
Patricio Torres
Luis S. Mariño
Joaquín Rodríguez
Cecilio Del Valle
Cosme Briceño
Calixto Bilche
Mauricio Barrio
SUBTENIENTES: Paulino Toledo
Félix María
Moreno
Martin Franco
Manuel González
Carmen González
Algimiro Fagundez
Ignacio Chávez
Cerjio Quevedo
Manuel Piñero
Nicolás Machado
Gregorio Mendoza
José Guadarrama
Juan Félix Díaz
Bonifacio Franco
Nota: los ciudadanos Francisco Muñoz y
Vicente Franco tomaron parte en la acción haciendo las veces de unos valiosos
oficiales”.
En la misma Gaceta de Venezuela N° 963, del 27 de agosto de 1849, aparecen publicados los informes respectivos de Nicolás Silva y José Laurencio Silva, allí se inserta la nómina de los oficiales de caballería que estuvieron bajo órdenes de Nicolás Silva, entre los cuales destaca el Comandante Julián Ramos, un paoeño que en septiembre de 1864 fue designado como el primer presidente del recién creado Estado Cojedes.
De este autor le invitamos a leer:
La Virgen del Socorro aparecida de La Guamita
(Argenis Agüero)
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SAN ANTONIO DE BERRÍO: EL PRIMER PUEBLO
FUNDADO EN COJEDES (Argenis Agüero)
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